Pateando las Calles

Cuando los Pran mandan más que un Ministro
El sistema carcelario es el espejo de un país sin gobierno


José Cheo Díaz
Incapacidad y corrupción son lo más notorio de un Gobierno Nacional desbordado por reclamos sociales, laborales, estudiantiles, fallas en los servicios públicos. Por ello no debería sorprendernos la crítica situación carcelaria que ha mostrado los remiendos de una gestión, que en 12 años ha convertido el país en una colcha de improvisaciones, blaverías, indolencia, insensibilidad.

Mal se le podría pedir entonces al Ministro del Poder Popular para el Interior y Justicia Tareck El Aissami que tenga un papel más decoroso y competente frente al problema carcelario, que deje de hacer el ridículo. Su desconocimiento de la materia es tal, que lo ha colocado en un rol subalterno frente a los jefes de las bandas de reclusos, llamados los PRAN que dominan los centros penitenciarios.

En ese sentido estos Pran reinando a sus anchas los distintos penales del país demuestran que en el territorio del absurdo cualquier cosa puede pasar, como el que las cárceles sean un paraíso para la delincuencia que operan desde allí dirigiendo secuestros, extorsiones, atracos, sicariatos, que los barrios y calles sean territorio de nadie.

Los Pran en las cárceles. Asesinos y asaltantes por doquier, son el espejo de un país manejado por un populista y una corte de bufones a espaldas de millones de ciudadanos secuestrados en su casa y que miran con terror que lo que sucede hoy en El Rodeo o en cualquier otra penitenciaría son especies de capítulos repetidos de la pesadilla violenta que los ellos viven a diario en sus hogares, trabajo, en la calle.
En el caso concreto de la barbarie en las cárceles, 12 años sin inversión en esta área tan delicada, ha llevado al colapso de todos los sitios de reclusión, abarrotados, con un hacinamiento de un 300 por ciento.

Convertidos en campos de exterminio, esos sitios el año pasado rompieron record en asesinatos, 479 reclusos fueron ultimados. Y en el primer trimestre de este año, sin incluir la mortandad de los últimos días en el Rodeo I, sumados a otros incidentes en otros penales 192 presos dejaron de existir violentamente a manos de sus compañeros de infortunio.

Indudablemente que la realidad carcelaria esta directamente vinculada a la crisis que vive el sistema judicial nacional, maniatado por la perdida de autonomía, con funcionarios divorciados de sus funciones, politizados, “ Patria Socialismo o Muerte” desviados en su rol de impartir justicia y equidad. Un Ministerio Público desvirtuado en su acción. Una policía científica abandonada a su suerte, con pocos funcionarios para cumplir a cabalidad sus funciones, agobiados para resolver tantos casos y para colmo desmotivados de servir no como investigadores o técnicos sino como agentes de una parcialidad política.
Venezuela definitivamente es un modelo de contradicciones y de perversiones, la bonanza petrolera abarrota las forjas gubernamentales. El dinero por concepto del precio del barril de crudo más alto en toda la historia del país, no está para ser usado en resolver los problemas nacionales o para llevar bienestar a todos los venezolanos sin excepción alguna, sino para favorecer a naciones extranjeras o privilegiar una nueva casta política económica vinculada al oficialismo.
Que se maten los presos, que las cárceles sean el paraíso para algunos presidiarios, que la corrupción esté desbordada, prueba de ello es la inmensa cantidad de armamento y droga que ingresa libremente a las prisiones, que los asaltantes apliquen un toque de queda en barrios y urbanizaciones, que los venezolanos sean ruleteados por hospitales en demanda de atención, que los centros asistenciales carezcan de insumos , medicamentos, que las universidades no tengan recursos, que las escuelas se caigan, que las vías del país estén intraficables, son estados o realidades que crecieron en forma desbordada en este nuevo mar de felicidad utópico irreal, atroz, descompuesto inhumano, insensible mal llamado Socialismo del Siglo XXI.
diazutrera@hotmail.com

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