Breve historia de lo que una vez fue La Ciudad Jardín de Venezuela
Los terrenos donde hoy se encuentra la ciudad de Maracay fueron otorgados originalmente al conquistador español Sebastián Díaz de Alfaro en el siglo XVI y a su muerte pasaron a su hijo Mateo.
Se le llamaba entonces Valle de Tucupío y Tepatopo y se utilizaba como terreno de pastoreo de ganado, hacia los rincones de Tucupío, Tapatapa, Güey y El Rincón, se sembraba caña de azúcar y cacao.
Unas 40 familias se encontraban en el valle hacia 1700; esos habitantes por intermedio del futuro escritor José de Oviedo y Baños se dirigen al Obispo Diego de Baños y Sotomayor, tío carnal del anterior, para que erigiera una feligresía, lo que equivalía a dar consistencia al centro poblado oficialmente. El 5 de marzo de 1701, el obispo “... erigía y erigió, creaba y creó Vicefeligresía en el dicho partido de Maracay y Tapatapa...”; toma del río “Maracay” el nombre que la designa. La fecha expuesta por el obispo se ha tomado como la de su fundación.
Maracay fue bien vista por los viajeros que se refirieron excelentemente de ella. Humboldt, quien la visita en 1800, escribe: “En 1795, con una población de 6.000 almas, el pueblo tenía setenta comerciantes con tienda abierta. Todas las casas son de piedra; en cada hacienda crecen cocoteros, cuyas copas sobresalen de los edificios. La general prosperidad se percibe en Maracay más aún que en Turmero...”
La agricultura fue el principal incentivo del florecimiento de la urbe, especialmente el cultivo del añil; de esa planta, usada para teñir telas, se exportaban en grandes cantidades a Europa y proporcionaban proventos a la Corona, a propietarios y jornaleros. Andrés Bello, en su Resumen de historia de Venezuela, expresa:
“Maracay, que apenas podía aspirar ahora 40 años a la calificación de aldea, goza hoy de todas las apariencias y todas las ventajas de un pueblo agricultor, y sus Inmediaciones anuncian desde muy lejos al viajero el genio activo de sus habitantes”.
Maracay sufrió los avatares de la revolución emancipadora y apodó su cuota de sacrificios a la misma; se recuerdan los sucesos de 1812-13 que tuvieron como escenario la hacienda La Trinidad, durante la primera república; luego en 1816 y en1818 cuando el asalto de La Cabrera y el combate de Maracay, donde fueron derrotadas las tropas revolucionarias.
La guerra federal también dejó su secuela en la localidad; los campos aledaños resultaron asolados. A ello se sumaron las dos o tres invasiones de la peste, al parecer originada en la descomposición del añil fermentado y que arrojó miles de víctimas no sólo en Maracay sino en la Cuenca del Lago de los Tacariguas donde se sembraba el índigo.
Maracay tuvo preponderancia política en dos oportunidades en el siglo XIX porque fue residencia del general José Antonio Páez primero y luego del general Joaquín Crespo. En enero de 1898 se le designó por primera vez capital de estado, con la denominación de Miranda, que abarcaba una jurisdicción extensa, incluyendo los actuales estados Aragua, Guárico, Miranda y la Isla de Margarita.
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